Rogue One: Una historia de Star Wars (idem, 2016, Gareth Edwards)



Intentar explicar Rogue One es sencillo. Primero, es una historia derivada de Star Wars. Segundo, se trata de una película de guerra, una suerte de representación de lo que hubiera sido el día D si Adolf Hitler hubiese contado con la bomba atómica.


Es el relato de una operación suicida que tiene sus altibajos, pero por primera vez consigue bajar el concepto de la Guerra de las Galaxias a la tierra, o mejor dicho, a la playa.
Rogue One cuenta como fueron robados los planos de la Estrella de la  Muerte, esa estación espacial capaz de destruir mundos, y por qué es tan sencillo destruirla.
También sirve para atar algunos cabos sueltos, de una manera mucho más concreta que la que se utilizó en la saga que va del episodio I al III.
El director Gareth Edwards logra mostrar otra faceta de la lucha entre los rebeldes y el Imperio Galáctico sin que intervengan caballeros jedi, que para ese momento estaban al borde de la extinción.

La historia gana actualidad por el fallecimiento de Carrie Fisher, y su personaje icónico, la princesa Leia, hace su última y breve aparición en ella. Más nostalgia despierta este cameo aumento, porque horas después falleció Debbie Reynolds, madre  de la actriz.

Tal vez sea  cierto que los personajes de Rogue One no enamoran y que su articulación sea bastante mecánica, pero cumplen con el cometido de ayudar a contar una historia de la que ya se conoce el final. Esta es una película en la que las muertes no duelen. No hay forma de explicar eso, simplemente se percibe a medida que se desarrolla el argumento.
Jyn Erso, interpretada por Felecity Jones, es simplemente una marginal que no tiene dotes de líder. Cassian Andor, interpretado por Diego Luna, es un agente especial de la resistencia, pero no tiene carisma. Chirrut Îmwe, intepretado por Donnie Yen, es un guardián de lo que queda de los jedi, pero no es un jedi y sus mantras a veces dan risa por el contexto en los cuales los pronuncia. Baze Malbus, encarnado Wen Jiang, es el hombre de la metralleta, tal vez el más simpático, por la relación de amistad que lo une a Îmwe. Saw Gerrera, no llega a demostrar toda la genialidad que pudo aportar Forest Whitaker en otras producciones. Bodhi Rook, el piloto del imperio que interpreta Riz Ahmed, no termina nunca de ser heroico. Galen Erso, el ingeniero que interpreta Mads Mikkelsen, sufre de la falta de tiempo para desarrollarse y transmitir lo conflictivo de su situación. K-2SO, el robot al que le da voz y personalidad Alan Tudyk, es el que sale mejor parado y parece más heroico que el resto. Orson Krennic, el villano que propone Ben Mendelsohn, no termina de exponer su tragedia, impotencia y dolor de ser el personaje más menospreciado por el resto en esta película.

Tal vez en el carácter general de todo este equipo sea la clave de por qué el robo de los planos termina realizándose de una manera y no de otra.

Un párrafo aparte para Governor Tarkin, a quien le pone voz y cuerpo Guy Henry, pero llevando el rostro digitalizado de Peter Cushing. Con todo el apoyo de la tecnología, este otro icónico personaje de la saga, por fin tiene la posibilidad de desarrollarse, sin tener a su lado la sombra de Darth Vader. En este caso, se cuenta la historia de cómo se hizo cargo de la Estrella de la Muerte.
Los responsables de Star Wars deberán contar alguna vez cómo es que se forjaron las personalidades de estos seres tan tremendos luego de años de democracia galáctica. La ambición de Tarkin es destructiva y la ayuda digital le da un aire de frío a su mirada. Es como que estuviera siempre observando más allá de lo que se puede ver, calculando lo que va a hacer para conseguir su objetivo.

Y claro, también está Darth Vader, muy poco, pero suficiente. La realidad es que Vader es el villano que menos ha peleado en la saga de Star Wars, y las dos apariciones que hace en esta película, elevan un poco más su figura como el centro de todo lo que ocurre en este guerra. Hay un vacío que llenar porque no se entiende cómo siguió la vida de este hombre durante todo el tiempo que pasó entre la Venganza de los Sith y Rogue One. Es una máquina preparada para matar, pero también un estratega político.

Otro acierto de Edwards es nada más y nada menos que la mugre. Sí, porque en las dos sagas todos los personajes se paseaban muy limpios a pesar de que a su alrededor había polvo, viento y un calor que haría transpirar a todo el mundo. Esto un poco se solucionó en el Renacer de la Fuerza, con el brillo y el cabello de Rey.

Pero desde Galen y Jyn, hasta el último miembro del equipo de asalto rebelde, evidencia un largo plazo de tiempo sin higienizarse, en cierto momento de la película. Es que en medio de la tragedia, sería de locos preocuparse por el peinado o darse una ducha.

Toda esa suciedad se opone al acicalamiento de los integrantes del Imperio. Pero se entiende. El poder está atado a la etiqueta. Krennic se viste de blanco, con botas lustradas, y su eterna capa, sin importar el contexto, porque esa es la imagen que debe brindar un miembro de la oligarquía militar.

Otro acierto de la producción es que trataron de respetar el estilo forjado en los 70's. Allí están los cortes de cabello, los peinados, las telas con sus caídas, y esos bigotes

Algo que le resta a la producción es la falta de una banda sonora potente, como la de John Williams.

¿Hay un problema con el guión que ha llevado a que los críticos no le den altas valoraciones a esta película? Puede ser, aunque esto tiene que estar relacionado con que la historia debía ser sencilla e ir directo al grano. De esta forma, se llega rápido al momento de la lucha.

A lo largo de la saga de Star Wars ha habido varios combates espaciales, pero el de Rogue One es el mejor. Hay un despliegue de naves fabuloso y cientos de piruetas. Las flotas del Imperio y de la resistencia se enfrentan sin concesiones. Se ven nueva naves. Se ponen en pantalla arriesgados movimientos de cámara. Todo conforma un buen preámbulo para lo que podría verse en la continuidad de la tercera trilogía de Star Wars, que continúa en el 2018. Disney ya anunció que no habrá continuación para Rogue One, y parece lo más lógico, porque no hay forma de explicar por qué estos heroicos personajes nunca fueron nombrados en lo que va de la saga.


Algunos de los cabos sueltos que ata Rogue One son los siguientes:

- Por qué la Estrella de la muerte se puede destruir tan fácilmente.
- Cómo llegaron los planos de la Estrella de la muerte a manos de la princesa Leia.
- Qué ocurrió con el templo de jedi
- Dónde estaba Bail Organa cuando la Estrella de la Muerte dispara por primera vez en el Episodio 4
- Qué pasó con los integrantes de varios escuadrones de naves de la resistencia
- Qué es lo que le da el poder a la Estrella de la Muerte
- Cómo llegó Tarkin a estar al frente de la Estrella de la Muerte
- Cómo se ve el impacto del rayo de la Estrella de la Muerte
- Por qué no aparece ningún personaje de Rogue One en el resto de la saga


En conclusión, Rogue One es una película muy entretenida, que cierra ciertos círculos argumentales dentro de Star Wars, que se puede disfrutar como un exponente del género bélico.

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