La casa del fin de los tiempos (idem, Alejandro Hidalgo, 2013)

La literatura Latinoamericana ha tenido al realismo mágico como uno de sus géneros más difundidos. Y no es que uno quiera que aquello que hizo famoso a Gabriel Garcia Márquez inunde las pantallas del cine, pero sí que aunque sea sirva para generar algún tipo de idea.




En idioma latino (si es que eso existe) se podría decir que "La casa del fin de los tiempos" es una película de realismo mágico, pero para las convenciones del mundo del cine, es del género fantástico, y tiene algunos elementos de terror.



Esta producción venezolana del 2013 tiene muchos momentos de susto que impresionan y un suspenso que dura hasta cerca del final, cuando la trama se revela abiertamente. Y lo mejor es que es la ópera prima de Alejandro Hidalgo, y por el resultado, hace desear que siga filmando.



La protagonista principal es una casa de un diseño muy particular, repleta de escaleras y de puertas, un sótano de piedra, y que está decorada con unas molduras extrañas.



La historia se cuenta en dos momentos. Uno sitúa la acción a principios de la década de 1970, y el otro 40 años después. De una punta y de la otra está Dulce (interpretada por Ruddy Rodríguez), una ama de casa atormentada por distintas situaciones, dependiendo el año en el que viva. En una noche desapareció uno de sus hijos, Leopoldo, y asesinaron a marido, Juan José. La encontraron culpable de ambos delitos y por ello fue a parar a la cárcel.
Ahora Dulce regresa a la casa para cumplir arresto domiciliario y tratar de aclarar el misterio. Ahí aparece un cura con el objetivo de ayudarla y comienza recordar como pasó todo.



Lo bueno que tiene la película son las actuaciones de todo el elenco. Los niños son una parte importante del relato, y cumplen con creces los papeles, sobre todos los protagonistas Rosmel Bustamante y Héctor Mercado.
Otra cuestión interesante es que se reflejan algunos problemas sociales desde la óptica latinoamericana: la desigualdad, la pobreza, la amistad, el desempleo, la salud, el machismo, la relación con las fuerzas de seguridad, el lugar de la Iglesia.
La forma que tiene Hidalgo de contar la historia es muy llevadera. Sin ser una película de terror, "La casa del fin de los tiempos" da miedo, sobre todo cuando la vieja Dulce se escapa de las "apariciones" que se dan en las diferentes salas de la casa.
Volviendo al realismo mágico, tal vez Dulce no tenga la talla de Úrsala Iguarán, pero por lo menos enfrenta la tragedia con su misma entereza.

La historia se entiende, y una ayuda para ello es seguir la perla.


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