The Sinner (2017)

The sinner (La pecadora) es una serie presentada en Sudamérica presentada por Netflix que podría ser descripta como un producto específicamente diseñado para ser objeto de maratones.

La historia es atrapante desde un primer momento, los capítulos duran alrededor de 40 minutos y están presentados como 8 partes concatenadas por escenas o frases, y un cierre que puede considerarse como apropiado.
Con estos ingredientes, en poco menos de 6 horas, cualquier persona puede conocer toda la historia y vivir un verdadero carrusel de emociones.



¿Qué son 6 horas de vida? ¿Una madrugada? ¿Una tarde? Eso sí, hay que aclarar que originalmente, The sinner fue estrenada en USA Network, con una frecuencia semanal. Esto quiere decir que muchas personas tuvieron que soportar el paso de 6 días para tratar de obtener algo de información adicional sobre lo que estaban viendo. Es decir, en un principio no había posibilidad de maratonear a la serie, pero ahora, sí, y es algo que puede resultar placentero.
The sinner está basada en una novela de Petra Hammersfahr, de origen alemán que fue muy exitosa a lo largo de la primer década del siglo XXI. Luego, con su traducción al inglés, replicó su repercusión en tierras anglosajonas.
Ahora, con la serie de televisión, la historia ha alcanzado otros confines. El creador se llama Derek Simonds.
Uno de los grandes aciertos de esta producción son los personajes, muy bien recortados, con problemas y traumas complejos. Otro, la manera en la que avanza la historia, con una certeza que lleva a que todas las subtramas terminen cerrando de una u otra manera. Además, el montaje es muy interesante. Hay un ida y vuelta entre el presente, el pasado y los recuerdos, y hay que entender que estos últimos no siempre pueden ser considerados reales.
Pero todo esto no funcionaría si no hubiera dos actores que se cargan todo el peso de la historia sobre los hombros. Jessica Biel y Bill Pullman se transforman para dar vidas a dos personajes complejos, torturados, desagradables por momentos, y hasta incomprendidos.
Biel es Cora, la antiheroína. Una mujer que es encarcelada porque apuñala hasta la muerte a un joven médico en una playa, y no puede explicar por qué lo hizo. Y Pullman es un detective llamado Harry Ambrose que cree que hay algo que movió a Cora a hacer lo que hizo, algo que está tal vez en su subconsciente, una historia que no puede poner en palabras pero que guía todos sus movimientos. ¿Por qué le pasa eso a este simple policía de pueblo? Porque él también tiene problemas que no puede superar.
Como en el caso de Cora, la situación de Ambrose es como una hoja de papel. De una cara están los problemas de pareja, y del otro, su afición por el masoquismo. Sí, el hombre obtiene placer al ser golpeado en rudas sesiones que pueden tener sexo o no, con una suerte de Mistress también de pueblo. Y no hay modos de separarlos.
Ya desde el título se abre un debate sobre la religión, la moralidad y criminalidad.
Como en Blue Velvet, en The sinner se alude a que en todo poblado, más allá de que sea chico o grande, siempre hay conflictos familiares que permanecen ocultos en cada casa, hay redes criminales que operan sin que nadie las vea, hay lugares reservados a ciertas clases sociales elevadas, y hay un orden establecido que permite que el poder se detente de una forma muy particular y ante el que nadie se revela.
The sinner es de lo mejor que se puede ver en Netflix actualmente, junto a Por 13 razones, y Mindhunter.
¿Habrá segunda parte de The sinner? No parece necesitarla. La historia de Cora tiene un cierre. ¿Y la de Ambrose? ¿Realmente importa? ¿No logra entenderse un poco él mismo en la historia de esa mujer en la que cree?
The sinner representa un escalón importante dentro de la carrera de Biel y Pullman. Dos actores que en general eran conocidos por su participación en el mundo del cine. En esta nueva televisión, fueron capaces de demostrar que pueden transmitir emociones con simples gestos y miradas.

Nota: The sinner es un producto que puede recordar a un libro por la manera en la que se presta a ser consumido. Con el sistema digital, el espectador puede ir saltando hacia atrás o adelante, revisando secuencias y diálogos, para aclarar algunas situaciones que se van planteando con el avance de la historia.

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